miércoles, 16 de mayo de 2012

Cloud Cult - You Were Born



You were born into a strange world.
Like a candle, you were meant to share the fire.
I don't know where we come from, and I don't know where we go.
But my arms were made to hold you, so I will never let you go.
Cuz you were born to change this life.
You were born to chase the light.

Tokio Blues

Un caballero es quien hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer.


Murakami

-

Un candombe en la cabeza que no es para bailar...

Tokio Blues

A nadie le gusta la soledad.Pero no me interesa hacer amigos a cualquier precio.No estoy dispuesto a desilusionarme.

Murakami.

-

La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella.

No soy un ángel

Desde, antes de romper.
Veía como te ibas alejando
poco a poco de mi.
Y eso...
me daba mucho miedo.
Pero desde pequeña
siempre he sido cínica
y desconfiada.
No era capaz de decir lo que de verdad quería.
Por mucho que deseara algo.
Pensaba que era mucho mas cómodo
renunciar a las cosas sin mas.

¿Quién soy?


Sin embargo, cada vez que debo hablar de mí mismo me siento, en cierto modo, confuso. Me veo atrapado por la clásica paradoja que conlleva la proposición: «¿Quién soy?». Si se tratara de una simple cantidad de información, no habría nadie en este mundo que pudiera aportar más datos que yo. No obstante, al hablar sobre mí,ese yo de quien estoy hablando queda automáticamente limitado,condicionado y empobrecido en manos de otro que soy yo mismo en tanto que narrador —víctima de mi sistema de valores, de mi sensibilidad, de mi capacidad de observación y de otros muchos condicionamientos reales—. En consecuencia, ¿hasta qué punto se ajusta a la verdad el «yo» que retrato? Es algo que me inquieta terriblemente. Es más, me ha preocupado siempre.

Cerrar la tapa del piano


Sumire respondió:
—¿Has tenido dudas alguna vez sobre si lo que estás haciendo es correcto o no?
—Más bien son pocas las veces en que no las tengo —dije.
—¿De verdad?
—De verdad.
Sumire repiqueteó con las uñas sobre sus dientes. Era uno de sus vicios cuando estaba pensando.
—Si te soy sincera, hasta ahora jamás había tenido este género de dudas. Sobre si tenía vocación o talento. Yo, ¿sabes?, no soy estúpida. Sé muy bien que soy una caprichosa que suele dejar las cosas a medias. Pero no dudaba. Creía que, pese a cometer algunas equivocaciones, en líneas generales avanzaba en la dirección correcta.

Que lindo arruinarse con vos

Y el día estuvo mal, hoy te soñé
Las noches con el huracán, hoy me acordé
Quisiera comprender que estás muy lejos
Y que no te importa nada de lo que me pasa...

-

–A mí, desde niña, me había gustado establecer mis propias normas, sin fijarme en lo que me rodeaba, y seguirlas. Era una niña in­dependiente, concienzuda. Había nacido en Ja­pón, iba a una escuela japonesa, había cre­cido jugando con amigos japoneses. Por eso me sentía completamente japonesa, pero, a pesar
de ello, era de nacionalidad extranjera. Paramí, en sentido estricto, Japón era, al fin y al cabo, un país extranjero. Mis padres no eran del tipo que insiste machaconamente en las cosas, pero esto, sólo esto, sí me lo metieron en la cabeza desde pequeña: «Tú aquí eres extranjera». Y yo decidí que, para vivir en este mundo, debía hacerme fuerte.

-

¿Por qué tenemos que quedarnos todos tan solos? Pensé. ¿Qué necesidad hay? Hay tantísimas personas en este mundo que esperan,todas y cada una de ellas, algo de los demás, y que, no obstante, se aíslan tanto las unas de las otras. ¿Para qué? ¿Se nutre acaso el planeta de la soledad de los seres humanos para seguir rotando? Me tumbé de espaldas sobre una piedra plana, alcé la vista hacia el cielo y pensé en la multitud de satélites artificiales que debían de estar girando alrededor de la tierra. El horizonte aún estaba ribeteado de
una pálida luz, pero en aquel cielo teñido de un profundo color vino empezaban a brillar ya las estrellas. Busqué en él la luz de los satélites. Pero aún había demasiada claridad para que pudieran apreciarse a simple vista. Las estrellas visibles permanecían inmóviles, cada una en su lugar, como clavadas en el cielo. Cerré los ojos, agucé el oído y pensé en los descendientes del Sputnik que cruzaban el firmamento teniendo como único vínculo la gravedad de la tierra. Unos solitarios pedazos de metal en la negrura del espacio infinito que de repente se
encontraban, se cruzaban y se separaban para siempre.Sin una palabra, sin una promesa...

Murakami, Haruki;"Sputnik, mi amor"

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Eddie Vedder - Long Nights



Have no fear
For when I´m alone
I´ll be better off
Than I was before