jueves, 2 de febrero de 2012

La música calma a las bestias.


Llorar descontroladamente aprovechando que no hay nadie para no tragarte los gritos.
Poder sacarlo afuera.
Llorar hasta quedarte dormida.
Levantarme y por unos segundos no acordarte nada.
Verte al espejo y ver que tenes los ojos tan hinchados que parecen cerrados.
Tener tres episodios de migraña en un día.